Mes: diciembre 2019
Requiem por un campesino. Ramón J. Sender
Ramón J. Sender (Chalamera de Cinca, 1902 – San Diego, 1982) Novelista español. De espíritu rebelde y autodidáctico, se sintió siempre atraído por la ideología del anarquismo, incluso cuando, avanzada la vida, se apartó de las actitudes izquierdistas de su juventud.
Tras realizar el servicio militar en Marruecos, se inició en el periodismo y colaboró en publicaciones radicales y libertarias. Sus primeras novelas son de testimonio social y propósito denunciatorio: el antimilitarismo de Imán (1930), sobre la guerra de Marruecos; su ataque al régimen policíaco en O.P.: orden público (1931); la lucha anarquista en Siete domingos rojos (1932) y el relato de la insurrección cantonal de Cartagena (1873) en Mr. Witt en el cantón (1935).
Durante la guerra civil luchó en Sierra de Guadarrama y publicó el documental Contraataque (1937), sobre el cual se inspiró en parte Malraux para su novela L’Espoir.
Exiliado primero en México (1939-42), residió el resto de su vida en los Estados Unidos, con trabajos docentes en Alburquerque (1947-63) y en Los Ángeles (1965-71). Dejando a un lado su intensa actividad periodística (en la revista antifascista y anticomunista Cuadernos de París, por ejemplo), su copiosísima producción narrativa prosiguió por numerosas y variadas rutas.
Por un lado están sus novelas alegóricas de intención satírica o filosófica; entre ellas cabe citar El lugar del hombre (1939), La esfera (1947), El rey y la reina, de 1949, El verdugo afable (1952), Los cinco libros de Ariadna (1957) y Nocturno de los catorce (1971). Un sector aparte se halla constituido por sus novelas históricas: Bizancio (1956), Jubileo en el Zócalo (1964) y La aventura equinoccial de Lope de Aguirre (1964), entre otras. El marco geográfico latinoamericano le inspiró una gran novela, Epitalamio del prieto Trinidad (1942), historia de una rebelión en una isla-presidio, notable por la recreación de las pasiones humanas y la descripción de una atmósfera alucinante y de exótica sensualidad. Pero el sector narrativo más importante de Sender procede de su memoria histórica. Junto a una obrita perfecta, Mosén Millán (1953), luego titulada Réquiem por un campesino español, publicada en 1960, conmovedora historia de un sacerdote que quiere salvar a un joven del pueblo en los inicios de la guerra civil, destaca la serie Crónica del alba, compuesta de nueve novelas aparecida entre 1942 y 1966, autobiografía de José Garcés, personaje bajo el cual se oculta de modo transparente el propio autor. Destaca, dentro de esta serie, el primer tomo, con la evocación del mundo infantil. En general, la obra escrita en su vejez -incluso títulos tan difundidos como La tesis de Nancy (1962), En la vida de Ignacio Morell (1969), y Nocturno de los 14 (1969), El fugitivo (1972), La mirada inmóvil (1979)- muestra un descenso de su capacidad creativa y una tendencia incontrolada a manifestar a modo de prédica sus fobias ideológicas.
Por cada día
Es poder
El cáncer de mama puede ser diferente en hombres que en mujeres
Incluso después de controlar múltiples factores, la mortalidad a los 3 años fue 15% mayor en los hombres.
Fei Wang, MD, PhD1,2; Xiang Shu, PhD1; Ingrid Meszoely, MD3; et al Fuente: JAMA Oncol. 2019;5(11):1589-1596. doi:10.1001/jamaoncol.2019.2803 Overall Mortality After Diagnosis of Breast Cancer in Men vs Women
El enfoque para tratar el cáncer de mama en los hombres es en gran medida el mismo que en las mujeres. Sin embargo, los grandes estudios de tratamientos para hombres han sido difíciles de conseguir, ya que el número de pacientes con cáncer de mama masculino es pequeño, incluso en grandes centros de referencia.
Para comparar los resultados entre hombres y mujeres con cáncer de mama, los investigadores realizaron un estudio de cohorte retrospectivo que involucró a 16.000 hombres (edad promedio, 63.3 años) y 1.8 millones de mujeres (edad promedio, 59.9 años) en la Base de Datos Nacional del Cáncer que fueron diagnosticados con cáncer de seno de 2004 a 2014.
Se tomaron en cuenta la raza, el origen étnico, las características clínicas, el tratamiento y la accesibilidad a la atención.
Con una mediana de seguimiento de 54.0 meses para los hombres y 60.5 meses para las mujeres, la supervivencia general (el resultado primario) fue significativamente peor para los hombres que para las mujeres (45.8% vs. 60.4%). También fueron peores la supervivencia a 3 años (86,4% frente a 91,7%) y la supervivencia a 5 años (77,6% frente a 86,4%).
Incluso después de controlar múltiples factores, la mortalidad a los 3 años fue 15% mayor en hombres que en mujeres.
Un hallazgo sorprendente fue que la supervivencia fue inferior en los hombres particularmente después del diagnóstico temprano .
Como en otros informes, los hombres eran típicamente mayores que las mujeres en la presentación y eran más propensos a tener una enfermedad en etapa más avanzada y a no recibir tratamiento, independientemente de la etapa. También eran más propensos a tener puntajes de recurrencia que eran muy altos (≥31) o muy bajos (≤11).
Conclusiones y relevancia
Este estudio encontró que la mortalidad después del diagnóstico de cáncer fue mayor entre los pacientes masculinos con cáncer de mama en comparación con sus contrapartes femeninas. Tal disparidad pareció persistir después de tener en cuenta las características clínicas, los factores de tratamiento y el acceso a la atención, lo que sugiere que se deben identificar otros factores (particularmente atributos biológicos adicionales, cumplimiento del tratamiento y factores de estilo de vida) para ayudar a eliminar esta disparidad. |
Comentario
Estos hallazgos sugieren que el cáncer de mama en los hombres puede ser biológicamente diferente al cáncer de seno en las mujeres. Por extensión, los resultados también pueden ser diferentes.
Dicho esto, este análisis también destaca, como lo han sugerido otros informes, que los pacientes varones se presentan con una enfermedad más avanzada, tal vez por falta de conciencia, y a menudo reciben un tratamiento menos que óptimo y cumplen menos con el tratamiento que sus contrapartes femeninas
Siempre encuentran
Olga Larionova
Olga Melamory Larionova es una joven artista de Nizhny Novgorod en Rusia que crea dibujos hiperrealistas en grafito o lápices de colores. Su increíble habilidad con los lápices y su ardiente dedicación a los materiales tradicionales son notables en nuestra era digital. Aunque ahora trabaja como diseñadora de interiores, Melamory todavía considera que el arte hiperrealista es su mayor pasión. Melamory nunca fue a la escuela de arte y cree que ser autodidacta la ayudó a desarrollar un estilo único. Su proceso artístico implica trabajar en diferentes áreas y luego vincularlas como piezas de rompecabezas para crear retratos absolutamente asombrosos.
Si se las ama
MUSGO EN LA PIEDRA
Llueve y la piedra lo sabe, se deja acariciar, abrazar, por la bufanda verde del musgo…
La belleza existe en el rincón más apartado. El tacto es suave y en la piedra, el musgo
expresa la fuerza primitiva de la naturaleza.
Es Navidad
Están frías las piedras.
El musgo crece.
©Julie Sopetrán
Oliverio Girondo. Erótica
Oliverio Girondo nació el 17 de agosto de 1891. Realizó sus estudios en el Epson College de Londres y en el Liceo Luis Le Grand de París. Se recibió de abogado, aunque nunca ejerció la profesión. En 1911 inicia su actividad literaria fundando el periódico Comoedia; tras una breve experiencia teatral escribe La Madrastra y La comedia de todos los días. En 1922 aparece en Francia Veinte poemas para ser leídos en el tranvía; luego publica en Madrid, Calcomanías (1925). Construye en esa época una fuerte vinculación con los jóvenes que sustentan el proyecto vanguardista de la literatura argentina, siendo el autor de la redacción del Manifiesto de la revista Martín Fierro. Lleva una intensa vida literaria entre Buenos Aires y diversas capitales de Europa y se vincula con Salvador Dalí, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Gómez de la Serna y JullesSupervielle. Las manifestaciones del surrealismo lo tienen como activo protagonista en París. También decide emprender un viaje desde Chile hasta México a fin de establecer contactos con nuevos escritores, representando a las revistas Proa, Valoraciones y Martín Fierro. Se radica definitivamente en Buenos Aires en 1931 publicando al año siguiente Espantapájaros, una desopilante campaña publicitaria que incluye una carroza fúnebre y un gigantesco muñeco de papel maché por la Avenida 9 de julio, logrando agotar en pocos días los 5000 ejemplares de la edición. Casado con Nora Lange en 1943, la pareja hace de su casa un lugar de reuniones literafrecuentada por escritores jóvenes (Enrique Molina, Alberto Vanasco, Edgar Bayley, etc.) quienes lo consideran un maestro.
Su decisiva ruptura con el modernismo y sus seguidores, más la vigorosa renovación de la sacralizada zona poética de las primeras décadas del siglo, a las que contribuyó de manera notable y extensa, ubican a Oliverio Girondo como un mojón soberano de la vanguardia poética en Hispanoamérica. Muere en Buenos Aires el 24 de enero de 196Entre sus obras figuran: Persuasión de los días (1942), Campo nuestro (1946), La Másmedula (1954), Yo tan yo, Destino, Topatumba, Cansancio, Mi mito, Ella y otros poemas.
A las chicas de flores
Las chicas de Flores tienen los ojos dulces, como las almendras azucaradas de la Confitería del Molino, y usan moños de seda que les liban las nalgas en un aleteo de mariposas.
Las chicas de Flores se pasean tomadas de los brazos, para trasmitirse sus estremecimientos, y si alguien las mira en las pupilas, aprietan las piernas, de miedo de que el sexo se les caiga en la vereda.
Al atardecer, todas ellas cuelgan sus pechos sin madurar del ramaje de hierro de los balcones, para que sus vestidos se empurpuren al sentirlas desnudas, y de noche, a remolque de sus mamas -empavesadas como fragatas- van a pasearse por la plaza, para que los hombres les eyaculen palabras al oído, y sus pezones fosforescentes se enciendan y se apaguen como luciérnagas.
Las chicas de Flores viven en la angustia de que las nalgas se les pudran, como manzanas que se han dejado pasar y el deseo de los hombres las sofoca tanto, que a veces quisieran desembarazarse de él como de un corsé, ya que no tienen el coraje de cortarse el cuerpo a pedacitos y arrojárselo a todos los que pasan por la vereda.
Se miran, se presienten, se desean,
se acarician, se besan, se desnudan,
se respiran, se acuestan, se olfatean,
se penetran, se chupan, se demudan,
se adormecen, despiertan, se iluminan,
se codician, se palpan, se fascinan,
se mastican, se gustan, se babean,
se confunden, se acoplan, se disgregan,
se aletargan, fallecen, se reintegran,
se distienden, se enarcan, se menean,
se retuercen, se tiran, se caldean,
se estrangulan, se aprietan, se estremecen,
se tantean, se juntan, desfallecen,
se repelen, se enervan, se apetecen,
se acometen, se enlazan, se entrechocan,
se agazapan, se apresan, se dislocan,
se perforan, se incrustan, se acribillan,
se remachan, se injertan, se atornillan,
se desmayan, reviven, resplandecen,
se contemplan, se inflaman, se enloquecen,
se derriten, se sueldan, se calcinan,
se desgarran, se muerden, se asesinan,
resucitan, se buscan, se refriegan,
se rehuyen, se evaden y se entregan.
Las mujeres vampiro son menos peligrosas que las mujeres con sexo prehensil.
Desde hace siglos, se conocen diversos medios para protegernos contra las primeras.
Se sabe, por ejemplo, que una fricción de trementina después del baño, logra en la mayoría de los casos inmunizarnos; pues lo único que les gusta a las mujeres vampiro es el sabor marítimo de nuestra sangre, esa reminiscencia que perdura en nosotros, de la época en que fuimos tiburón o cangrejo.
La imposibilidad en que se encuentren de hundirnos su lanceta en silencio, disminuye, por otra parte, los riesgos de un ataque imprevisto. Basta con que al oírlas nos hagamos los muertos para que después de olfatearnos y comprobar nuestra inmovilidad, revoloteen un instante y nos dejan tranquilos.
Contra las mujeres de sexo prehensil, en cambio, casi todas las formas defensivas resultan ineficaces. Sin duda, los calzoncillos erizables y algunos otros preventivos, pueden ofrecer sus ventajas; pero la violencia de honda con que nos arrojan su sexo, rara vez nos da tiempo a utilizarlos, ya que antes de advertir su presencia, nos desbarrancan en una montaña rusa de espasmos interminables, y no tenemos más remedio que resignarnos a una inmovilidad de meses, si pretendemos recuperar los kilos que hemos perdido en un instante.
Entre las creaciones que inventa el sexualismo, las mencionadas, sin embargo, son las menos temibles. Mucho más peligrosas, sin discusión alguna, resultan las mujeres eléctricas, y esto, por un simple motivo: las mujeres eléctricas operan a distancia.
Insensiblemente, a través del tiempo y del espacio, nos van cargando como un acumulador, hasta que de pronto entramos en un contacto tan íntimo con ellas, que nos hospedan sus mismas ondulaciones y sus mismos parásitos.
Es inútil que nos aislemos como un anacoreta o como un piano. Los pantalones de amianto y los pararrayos testiculares son iguales a cero. Nuestra carne adquiere, poco a poco, propiedades de imán. Las tachuelas, los alfileres, los culos de botella que perforan nuestra epidermis, nos emparentan con esos fetiches africanos acribillados de hierros enmohecidos. Progresivamente las descargas que ponen a prueba nuestros nervios de alta tensión, nos galvanizan desde el occipucio hasta las uñas de los pies. En todo instante se nos escapan de los poros centenares de chispas que nos obligan a vivir en pelotas. hasta que el día menos pensado, la mujer que nos electriza intensifica tanto sus descargas sexuales, que termina por electrocutarnos en un espasmo lleno de interrupciones y de cortocircuitos.